Vitalidad

¡No dejes pasar la vida mientras esperas que alguien te haga feliz!

Uno tiene que aprender a abrazarse, cuidarse y respetarse. Eso no se aprende de los demás

Nadie puede llenar el vacío del corazón de las personas que no se aman. Por tanto, no importa cuánto esperes a esa persona que presuntamente te hará feliz, nunca llegará.

Uno tiene que aprender a abrazarse, cuidarse y respetarse. Eso no se aprende de los demás. Hay que saber quererse con las virtudes y defectos, trabajar con lo que tenemos y lo que no nos gusta, respetar nuestros límites y traspasar las barreras mentales.

Ni la persona más llena de amor en el mundo puede hacer todo eso por ti. Si hiciera al menos una cuarta parte, entonces desarrollarías una relación de codependencia y tu felicidad llegaría hasta donde esa persona pueda estar. Esto no solo es mediocre para ti sino también injusto para esa otra persona, que aparte de la responsabilidad de amarse a sí misma, debe ser responsable de que te sientas amado e importante.

Nadie puede asumir la carga de tu amor propio, no le corresponde y es injusto que tu felicidad dependa de otros. Todas las personas tienen dificultades internas tan relevantes como las tuyas, es injusto que otra persona que está aprendiendo a amarse a sí misma tenga que amarte a ti porque simplemente tú no te amas.

¿Entonces para qué sirve el amor que nos tenemos entre pareja, amigos o familia? Este amor consiste en apoyo incondicional, aprecio y cuidado. Pero el valor y la relevancia solo te la puedes dar tú mismo. Ninguna persona puede cuidar tu alimentación como lo puedes hacer tú mismo, nadie puede darte la paz mental que necesitas encontrar tú mismo y nadie puede garantizarte bienestar si antes no estás en paz contigo mismo.

El trabajo del amor es de adentro hacia afuera (no a la inversa) y se retroalimenta con el amor que sienten otros. Por tanto, si de ti no fluye nada, el amor que fluye desde los demás hacia a ti es inefectivo. Así que ponte en primer lugar, no necesitas ninguna alma gemela para ser feliz.

“Cuando vives para otras personas o esperas un “gran amor” que te hará más feliz, puedes perderte lo mejor que la vida tiene para ofrecer.

Si alguna vez te has enamorado sabrás que el amor se siente estupendo, es una sensación que nos eleva por las nubes. Ahora tan solo imagina que puedes experimentar esa sensación todos los días por ti mismo ¿sería maravilloso no crees? Tu primer gran amor debes ser tú mismo, solo así descubrirás algunas de las cosas más maravillosas de la vida.

Enciende tu luz, tu felicidad no tiene que depender de otras personas. Deja que tu brillo interior empiece a iluminar tu mirada y tu sonrisa. Verás cómo la amargura, la tristeza y la melancolía comienzan a disiparse a medida que esta luz invade todos los rincones de tu corazón. Esa luz, que comienza siendo pequeña y luego se expande, es el amor propio.

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