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Censo 2020, ¿Explotación laboral?

El Censo de Población y Vivienda en México se desarrolla en medio de una epidemia por Coronavirus; los entrevistadores carecen de protección y son explotados laboralmente

2020. Se lleva a cabo un censo más en nuestro país, se sabe que es una costumbre que muchas culturas adoptaron desde la antigüedad, caso de Roma, Egipto, Grecia, y el imperio azteca, estas sociedades avanzadas eran ya de esas grandes naciones que celebraban ya un conteo en determinado periodo de tiempo que les presentaba cierta información de cuántas personas son las que vivían en su territorio y dominio, de dónde procedían, cuántos años tenían sus ciudadanos, cuántos nacimientos, cuántas muertes.

Vladimir Ponce

Sin duda un censo conlleva varios elementos y factores socio-económicos, pues algunas de las preguntas tienen que ver con las pertenencias de los ciudadanos, además de su nivel de estudios, lo cual parece contener la premisa sobre la condición académica y económica de la que parte y determina su calidad de vida.

El argumento que justifica el censo en México es el de saber cómo viven los mexicanos para cubrir sus carencias y llevar ayuda a los más necesitados con infraestructura y apoyos sociales, y eso es lo que se tiene que decir al ciudadano para que acceda responder al cuestionario, hay campaña masiva de información para que las personas estén enteradas y participen, radio, televisión, internet, redes sociales y publicidad impresa; sería raro el caso de que con tal bombardeo informativo un ciudadano no se dé por enterado.

Y así muchas personas esperan de buena gana el cuestionario más por curiosidad que por creer el argumento de otorgar información para que el estado le dé a su vez bienestar.

Y así después de décadas de existir el INEGI cumple con sus funciones como institución estadística y geográfica, sin duda un fenómeno a gran escala que implica cientos de varias problemáticas por resolver.

El censo además de ser un fenómeno de utilidades sociales y económicas lleva consigo una función administrativa colosal que puede presentar muchas deficiencias, se podrá mencionar que es cotidiano y que esto se percibe en todas las empresas e instituciones públicas y privadas y en todas las escalas del organigrama del recurso humano, y sí, se tendrá que aceptar que en varias ocasiones se puede presentar por cualquier circunstancia el retraso en pagos, en entrega de equipos, en la información o en el peor o mejor caso ocultarla, todo dependiendo de la circunstancia.

Sí, pasa en todas las empresas, ¿y qué decir de la explotación laboral?, el INEGI vende a sus colaboradores la idea de la capacidad ética del individuo, ese amor por el deber que implica dar lo mejor de sí con honradez y calidad, no importa que tengas que trabajar a altas horas de la noche o en zonas de alto riego para conseguir -en el caso de los entrevistadores- su objetivo, el de la entrevista completa, la labor del entrevistador y del supervisor, quienes al andar en campo tienen así con ello más posibilidades de riesgo sobre quien trabaje desde una oficina, esta ardua labor se podría entender como la súper estructura de la que habló Marx en la que se basa cada sociedad y de la que dependen todos. Sencillo, si el entrevistador no sale ha campo no hay censo.

Después de haber participado en dos censos y un conteo, puedo decir que la labor es interesante ya que es netamente una función de comunicación y sociológica que va más allá del cuestionario, y quienes tengan el gusto por conocer historias y mundos les encantará, pero se debe recordar que ningún organismo funcionará si se le explota, acosa y amenaza.

“No habrá gastos de campo si no se presentan determinadas entrevistas completas” frase habitual que se recorría en las reuniones INEGI, lo que implicaba directamente una cifra irreal que solo estresaba al trabajador en este caso su nombre oficial es: “encuestador del cuestionario básico” y lo ponía en riesgo con tal de obtener el apoyo económico para cumplir con su labor.

Muchos de ellos trabajando fuera de los horarios normales de trabajo por apelar a esa ética kantiana del deber en sábados y domingos, días no pagados por el INEGI, es decir, se podría tener un accidente en una de esas jornadas y posiblemente la institución te olvidaría a tu suerte, el contrato mencionaba el pago solamente de lunes a viernes, y es este el fenómeno más interesante que encontré en esta última experiencia ya más como investigador académico universitario que encuestador o supervisor.

La mayoría de los trabajadores no lee su contrato y con ello obtiene directamente una explotación hacia sí mismo, ya que la ignorancia es la mayor ventaja de aquel o aquellos que quieran abusar del trabajador, y así en la fase final del censo, después de historias de “levantones”, asaltos, ofensas por parte de esa llamada por Joan Manuel Serrat “aristocracia del barrio” y golpes, el encuestador del cuestionario básico es otro más de los trabajadores o servidores públicos que trabajará a pesar de la cuarentena por el COVID- 19 la cual mantiene como imperativo el encierro en casa.

INEGI mandó un comunicado en donde expresaba que en la última etapa del CENSO no habría contacto ya entre entrevistador y ciudadano por temor a más contagios, y que proporcionaría utensilios como es el caso de desinfectantes basados en alcohol; sin embargo, no entregó nada, ese comunicado mencionaba además que se invitaría al ciudadano a censarse por sí mismo en el portal de internet del INEGI, sin embargo, tampoco llegaron las invitaciones.

A pesar de lo precario y del alto riesgo del virus se pide al entrevistador a seguir con la rutina a domicilio, dejando de lado todo valor humano para el trabajador y los ciudadanos, ya que parece que todo el mundo INEGI quiere entregar cifras en tiempo y forma y quedar bien con las autoridades más elevadas de la institución y el presidente sin importar lo que pueda suceder al entrevistador o el ciudadano más allá de la violencia social y la emergencia sanitaria.

Las políticas del INEGI no deben olvidar que en la vida real y cotidiana las personas no son estadísticas o cifras sino seres dedicados a la supervivencia que implica el vivir en una nación como México y en donde como institución gubernamental tiene la obligación de respetar a su trabajador.

“El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan”
Karl Marx.

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