Vitalidad

Violencia en el fútbol; Un flagelo argentino

Los dirigentes dan poder a los hinchas para manejar negocios millonarios y después no pueden controlarlos

Por: Maxi Salgado

Una muerte en Bahía Blanca en la previa del clásico de la ciudad ubicada al sur de Buenos Aires y un partido que se suspendió a los 5 minutos por la aparición terrorífica de unos hinchas en la tribuna son los hechos que revivieron la violencia en el fútbol argentino.

La violencia originada el domingo en la cancha de Independiente Rivadavia de Mendoza viene a escribir un nuevo capítulo de los tantos. «Hay que agradecer que no hubo muertos», decía un conocido hincha. Nos estamos acostumbrando a esas cosas, cómo que también festejamos cuando no se mata a nadie en un robo.

Los motivos son siempre los mismos; el control de un negocio que es millonario o al menos bastante rentable, al extremo que le.permite a un grupo no tener que hacer otra cosa que ser barrabrava de profesión. Los dirigentes se quejan, se lamentan y lloran cuando la situación llega a estos extremos, pero son ellos los «proveedores» de ese negocio que tiene como productos la venta de entradas, el cobro del estacionamiento y la coima a los lugares de comida que se ponen en la zona.

Varios hemos sido testigo de cómo los muchachos pasan al terminar el partido y se llevan su parte de lo recaudado. Pero, ojo. Eso no pasa solo en Independiente. Pasa en Godoy Cruz, pasa en Gimnasia; Godoy Cruz tuvo aquel recordado incidente cuando llegó a la Primera División.

Gimnasia tuvo que llegar a prohibir el ingreso a quienes no fueran socios del club.

En el caso del domingo, las armas que se vieron estaban escondidas dentro del club y en lugares en los que los propios dirigentes no saben quiénes tienen la llave de los candados.

Las internas entre varias facciones de la barra con la del Parque Sur son conocidas en la provincia. Esa barra era dirigida por un hincha, apodado Camel, que fue asesinado el 24 de febrero del año pasado y al que se lo paseó por la cancha en pleno velatorio. ¿Cuestión de color? Puede ser. Para mi, una situación de poder. Ahora, el liderazgo dicen que lo quiere su hermano.

Las internas muchas veces se guardan en las tribunas y se conocen en radio pasillo. En este caso, los negociados y la interna manifiesta quedó plasmada en una carta que sacaron los Caudillos del Parque (la facción agredida) en la que ponen claroscuro sobre los verdaderos motivos.

«Esta gente que golpeó y amedrentó a mujeres, niños y familia, dice que tenemos negocios de $100.000 y demás. Queremos aclarar que esta gente encapuchada está en el día a día del club y está más que claro que tienen vía libre en las instalaciones, ya que las armas estaban adentro del club. Obviamente esta gente lo que quiere es llevar su negocio a la tribuna.

Nosotros realmente lo que queremos es apoyar al club, apoyar a los jugadores. Con desprecio leemos a un viejo conocido de esta Tribuna que sale a decir los huevos de los pibes. Tengamos memoria, él fue jefe, el vendía entradas.

Obviamente 30 personas de tres barrios de resentidos y cobardes que quieren hacer su negocio con droga, armas y demás, no van a apagar tantos años de fiesta, luces y apoyo incondicional que elegimos a nuestro amor que es Independiente Rivadavia.

Invitamos a estos encapuchados a que cualquier diferencia se arregle fuera de la cancha a la que nosotros no pudimos entrar. Esa regla fue para no perjudicar al club, no sean cobardes, no se encapuchen, den la cara. Discutamos, tengamos diferencias, pero no encapuchados cobardemente atacando mujeres, niños y familia».

El final del comunicado es claro y deja en evidencia que no todo quedará en lo ocurrido el domingo. Habrá más capítulos, cómo ha pasado en River, cómo.ha pasado en Boca, dónde Di Zeo terminó convirtiéndose en figura pública.

De hecho, en las últimas horas se conoció que ya había habido tres tiroteos en la zona de influencia entre el Parque Sur y Villa Hipódromo por el manejo de la tribuna. Y en la madrugada de ayer el Parque Sur se despertó a los balazos en lo que hace pensar que es una continuación de lo del domingo. Hubo un hombre herido que fue atendido en el Lagomaggiore y se secuestró un arma de fuego.

El problema es familiar, la muerte de Camel, dejó el manejo de los negocios en manos de su hermano conocido como Bebe. Pero en la familia hay otros dos hermanos que estaban dentro del negocio y comenzaron a sentirse desplazados. Al parecer, la repartija del dinero ya no era tan generosa y ahí comenzaron los problemas.

¿Tiene que haber inteligencia de la policía para que la situación no prospere? Es posible, pero todos sabemos que muchas veces hay arreglos y zonas liberadas para que los conflictos se resuelvan.

Lo cierto es que si los dirigentes miran para otro lado, cómo pasa siempre en estos casos, nadie será beneficioso.
Por ahora, la guerra familiar parece estar abierta y todo puede pasar.

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