Desde hace algunos años se ha designado el tercer lunes del mes de enero como el día más deprimente del año. El día toma el nombre de «lunes azul», por la asociación de la tristeza y la melancolía con este color (los «blues»).
Las razones para hacer este cálculo son un poco subjetivas. Se dice que esta fecha es la más deprimente porque marca el periodo en el que definitivamente ya se acabaron las vacaciones y se tiene que lidiar con los gastos de fin de año. A la vez se incluye el hecho de que las temperaturas son las más bajas del año y sigue habiendo poca luz.
Por último, se elige el lunes porque suele ser el día más melancólico de la semana después de que ha terminado el fin de semana y queda toda una nueva semana de trabajo por delante. En suma, se trata de un día en el que difícilmente habrá entusiasmo para trabajar y para muchas personas el panorama no pintará especialmente prometedor.
Ahora bien, más allá de que estos factores en algunos casos no sean demasiado contundentes, este año quizá el lunes azul realmente será uno de los más deprimentes de la historia, pues a esto se suma la pandemia y la frustración del recrudecimiento de las cuarentenas en muchos países del mundo. Y aunque en algunos lados las cosas son mejores, como en el hemisferio sur o en países como Cuba que han hecho un buen trabajo evitando contagios y se tiene al menos en el horizonte la posibilidad que implican las vacunas, en muchos países este día se sentirá especialmente deprimente, pues la psique de las personas se encuentra en un estado más frágil.
Quizá un único argumento en contra es que actualmente, para muchas personas que trabajan en casa, la diferencia entre un lunes u otro día se ha borrado un poco.
