Realizan vicrucis en San José Obrero
Cientos de personas acudieron al templo de San José Obrero para ver la representación del viacrucis que recuerda la muerte de Jesús
La Representación de la crucifixión de Jesús, que realizo la Parroquia de San José Obrero en la zona oriente de San Juan del Río, congrego a poco más de seis mil fieles, en donde Daniel Sotelo Robles de 18 años de edad, escenifico a Jesús de Nazaret en las tres caídas, luego de un largo recorrido llego cargando su cruz, entre azotes para luego ser crucificado.
Miles de creyentes católicos se dieron cita a las 10 de la mañana del viernes para participar de la representación del viacrucis, inició el recorrido partiendo de la parroquia de San José Obrero para después caminar por las principales calles en las que más de 80 personas participaron, personificando a los judíos, las marías, discípulos y fariseos, para recordar la pasión y muerte de Jesús, donde recordaron el pasaje bíblico en donde Jesús camina hacia el Calvario.
En la parroquia de San José Obrero, fue montado un escenario para los momentos finales de este pasaje, donde llegaron decenas de católicos; Jesús de Nazaret cansado, adolorido, lesionado, y humillado por los soldados romanos, tuvo un recorrido de aproximadamente 3 kilómetros.
Pese al intenso calor que cayó en este viernes, familias enteras acompañaron en el largo camino a Daniel Sotelo, un joven de 18 años de edad, quien tras una intensa preparación personificó a Jesús de Nazaret, llevando a cuesta una cruz.
Durante la procesión se pudo apreciar la presencia de niños y adultos mayores que participaron caminando esto como forma en agradecimiento a Dios por los diferentes milagros que aseguran hizo en su vida.
En un ambiente familiar fue como se desarrolló el viacrucis, pese a los rayos del sol que recayeron directamente en la tierra de palomas, los fieles se mantuvieron firmes para recordar el sufrimiento que padeció Jesucristo.
Asimismo, los asistentes se sorprendieron al ver la representación de Judas Iscariote, representado por Jairo Hernández, quien, arrepentido por haber entregado al Maestro en mano de sus enemigos, no pudo soportar la angustia de este recuerdo, y desesperado se ahorcó.
Por la tarde, los visitantes y devotos se dieron cita nuevamente para la celebración de la adoración de la Cruz y la Procesión del Silencio, misma que se realizó en un recorrido por algunas calles de la población, añadiendo como gestos alusivos, el recorrido en silencio, los tambores, cadenas y los signos del crucificado, la corona de espinas y los tres clavos.