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La reunión trilatera entre los presidentes de México, Estados Unidos así como del Primer Ministro de Canadá significó la oportunidad de establecer convenios de trabajo; no obstante, cada dirigente traía su propia agenda

Por: Ana Silvia Campos Rico

Esta semana que termina se llevó a cabo la Décima Cumbre de Líderes de América del Norte, entre los Presidentes de Estados Unidos, México y el Primer Ministro de Canadá.

La sede fue el Palacio Nacional en la ciudad de México y al final de la reunión, los tres mandatarios ofrecieron una conferencia de prensa en la que se respondieron algunas preguntas y otras se quedaron en el aire.

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que los migrantes enfrentan terribles riesgos al cruzar por el país, por lo que se procurará que las personas tengan una buena calidad de vida en sus países de origen, para que la «migración sea opcional, no forzosa».

En una extensa respuesta que se desvió por mucho de la pregunta, destacó lo que hace su gobierno con los programas sociales y las magnas obras que sirven de apoyo para reducir los índices delictivos y de migración, pues representan «oportunidades» en el país; además dejó claro que no se construirá ningún centro para migrantes en el sureste y únicamente se ayudará a los extranjeros con albergues.

Por su parte, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue cuestionado por ser demasiado «blando» en el tema de la migración, a lo que respondió que en los últimos años se han registrado los mayores flujos migratorios en el mundo, pero que cuenta con una propuesta de reforma migratoria para beneficiar a países como cuba, Venezuela y Haití y que cuenta con el apoyo de legisladores. Sin embargo, hay que decir que la mayoría de migrantes son centroamericanos y mexicanos.

En tanto, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, afirmó que su gobierno continuará apoyando a Haití en su economía, además de actuar como interlocutor en los procesos políticos y sancionar a las élites haitianas. En otro tema, Trudeau dijo que Canadá quiere ser un aliado con México y Estados Unidos para desarrollar cadenas de suministro, en favor de la prosperidad.

La declaración conjunta de esta Cumbre de Líderes de América del Norte, fue una serie de enunciados como: “nos comprometemos a intensificar la cooperación; sustituir importaciones en el área y alcanzar una economía resiliente que convierta a esta zona en la más competitiva del mundo”; entre otras que se refieren al medio ambiente, los pueblos originarios e indígenas y hasta la sanidad animal frente a las epidemias.

Sin embargo, analistas coinciden en que más bien se trató de un catálogo de buenas intenciones y “compromisos vagos”, pues los objetivos de cada mandatario eran diferentes y poco tuvieron que ver con la cumbre.

El Presidente Joe Biden tenía en mente dos temas, el fentanilo y la migración, pero con un enfoque muy diferente al del Presidente López Obrador, pues mientras que éste pidió regularizar a los migrantes mexicanos que trabajan en la Unión Americana y abogó por la integración del continente; Biden vino a pedirle que reciba a miles de migrantes que no cumplen los criterios para entrar a su territorio, lo cual le agradeció después públicamente.

Sobre el fentanilo, el presidente norteamericano urgió a trabajar para combatir la plaga que representa y que “ha matado a 100 mil estadounidenses hasta ahora”, en el entendido de que en México existen muchos laboratorios donde se fabrican drogas con esta sustancia letal, a lo que López Obrador señaló posteriormente en la conferencia de prensa conjunta, que ya todas las aduanas están controladas por las fuerzas armadas para evitar el ingreso de precursores químicos como el fentanilo y frenar a los laboratorios de la delincuencia organizada.

Tal vez aquí es donde encaja la detención de Ovidio Guzmán, y el manejo de fentanilo que hace el cartel del pacífico, al cual pertenece este sujeto.

Por su parte, Justin Trudeau traía su propia agenda, centrada en solucionar algunas inconformidades de la iniciativa privada canadiense y eliminar la incertidumbre sobre las inversiones de ese país en el nuestro, particularmente el de la empresa minera “Transcanada”, que tiene un mega proyecto de un gasoducto en el Golfo de México. La respuesta de López Obrador fue que puede haber “diferencias” con las políticas mexicanas, pero que se recibirá a las empresas canadienses que puedan tener asuntos pendientes o alguna inconformidad para resolverla, porque “siempre estamos abiertos al diálogo”.

Entonces, ¿fue trilateral esta reunión, o lo único que valió fueron las reuniones bilaterales?

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