Las posadas unen a las familias
Convertida en parte de la cultura popular, reúne a familias para disfrutar de la época decembrina
Se dice que los aztecas celebraban el Panquetzaliztli, llegada de su principal deidad Huitzilopochtli (dios de la guerra). Las fiestas de recibimiento duraban 20 días, del 6 al 26 de diciembre.
Cuatro días de ayuno precedían el festejo y durante este tiempo honraban a su divinidad poniendo banderas en los árboles frutales, acción a la que llamaban “Levantamiento de banderas”.
Durante la noche del 24 y el día del 25 de diciembre había celebraciones en todas las casas, donde se ofrecía comida a los invitados y unas figuras elaboradas con pasta llamadas “tzoatl”.
Con la llegada de los españoles este festejo fue modificado y los misioneros que arribaron a México a finales del siglo XVI lo retomaron para inculcar el espíritu evangélico, dándole un sentido cristiano a la festividad, de manera que esos días se convirtieron en la preparación para recibir a Jesús el día de Navidad.
Las luces de bengala, cohetes, villancicos y piñatas se agregaron a la festividad para que resultara más atractiva y entretenida; se convocaba al pueblo al atrio de las iglesias, donde se rezaba una novena, acompañada de cantos y representaciones basadas en el Evangelio, como recordatorio de la espera del Niño y el peregrinar de María y José.
Las posadas se realizaban durante nueve días simbolizando los meses de espera de María para tener a su hijo, y al finalizar cada festejo los monjes otorgaban fruta y dulces (aguinaldos) a los asistentes, como muestra de gratitud al aceptar la doctrina religiosa.
En cada región hay elementos que pueden variar en la celebración, pero como base planteada por los antepasados se comienza con un rezo y canto de letanías mientras dos voluntarios cargan las figuras de la Virgen y San José; luego sigue la fiesta con villancicos y piñatas y culmina con la entrega de los “aguinaldos”.
De acuerdo con las costumbres populares-religiosas, cada elemento que integra una posada tiene un significado especial, ejemplo de esto es la piñata, la cual representa el triunfo de la fe sobre el pecado, y los siete picos que tradicionalmente las componen aluden a los pecados capitales.
El apetitoso ponche se elabora con frutas de la estación como caña, guayaba, jamaica, ciruela y tejocote, entre otras, y surgió a través del mestizaje entre la cultura indígena y la europea, lo cual dio como resultado una combinación equilibrada en sabores.