
La alimentación juega un papel fundamental en el desempeño académico de los estudiantes universitarios.
Mantener hábitos alimenticios adecuados no solo proporciona energía, sino que también favorece la concentración, la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Por el contrario, una dieta inadecuada puede provocar fatiga, somnolencia y afectar directamente el rendimiento escolar.
El papel de los snacks entre clases
Los snacks o colaciones son alimentos consumidos entre comidas que ayudan a controlar el apetito, mantener niveles estables de glucosa y aportar energía constante, favoreciendo la realización de actividades académicas.
Se recomienda optar por alimentos naturales y evitar productos procesados.
Características de un snack saludable
Para que un snack sea realmente beneficioso durante la jornada académica, debe cumplir con ciertas características:
- Contener los tres macronutrientes: carbohidratos, proteínas y lípidos.
- No constituir la base calórica del día.
- Ser bajos en azúcares refinados y grasas saturadas.
- Evitar el exceso de edulcorantes.
Opciones prácticas y accesibles
Existen diversas opciones de snacks saludables que son fáciles de llevar y consumir entre clases:
- Frutas y verduras frescas o picadas, como sandía, mango, kiwi, piña, manzana, jícama, pepino o zanahoria. Se pueden acompañar con sal, chile y limón.
- Yogurt bebible, preferentemente sin azúcares añadidos, como el yogurt griego.
- Oleaginosas y frutos secos, como nueces, almendras o pistaches.
Alimentos para evitar o moderar
Algunos alimentos pueden afectar la concentración y el rendimiento académico, por lo que es recomendable moderarlos o evitarlos:
- Frituras, capeados y empanizados, ya que provocan somnolencia.
- Azúcares y harinas refinadas, así como bebidas azucaradas como té, refrescos o jugos, que generan picos de glucosa y cansancio.
- Exceso de cafeína, que puede causar taquicardia, nerviosismo e insomnio.
Pequeños cambios para incorporar snacks saludables
Incorporar colaciones saludables no requiere cambios radicales; algunos ajustes sencillos pueden marcar la diferencia:
- Planear con anticipación la lista de compras.
- Comprar frutas y verduras de temporada o congeladas, más accesibles y fáciles de preparar.
- Dedicar 15 a 30 minutos diarios, o un día a la semana, para preparar alimentos y snacks.
- Utilizar recipientes o loncheras para transportar los snacks de manera práctica.
- Identificar los horarios de mayor hambre y programar colaciones que generen saciedad.