Educación

Estudian en Querétaro la Chaya

Joven de la UAQ realizó la caracterización fenólica y análisis de la capacidad antioxidante de diferentes extractos de chaya

La estudiante de la Maestría en Ciencias de la Nutrición Humana de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Rosa Iris Godínez Santillán, llevó a cabo una investigación, en la cual realizó la caracterización fenólica y análisis de la capacidad antioxidante de diferentes extractos de chaya (Cnidoscolus aconitifolius), que es una planta tradicional mexicana.

“La chaya es un arbusto de origen maya que se usa tradicionalmente como planta medicinal para la elaboración de remedios que ayudan en el tratamiento de hipercolesterolemia, diabetes mellitus tipo II, cálculos renales, anemia, entre otros. Además, se utiliza como alimento y ornamento”.

Aunado a esto, la estudiante puntualizó que la chaya, desde el punto de vista nutrimental, supera a otras hojas comestibles, como la espinaca (Spinacia oleracea) y la lechuga (Lactuca sativa).

“La chaya contiene mayor cantidad de proteína, hierro (Fe) y fibra, por lo que es importante su revalorización y consumo en todo el país”.

Beneficios para la salud
Por su parte, el docente investigador y asesor del proyecto por la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ, Jorge Luis Chávez Servín, agregó que esta planta contiene un glucósido cianogénico, el cual es liberado por efectos enzimáticos (hidróxido cianogénico), capaz de afectar la cadena respiratoria.

“Este tóxico se elimina al hervir las hojas de la chaya por 5 minutos. Lo que realizó la estudiante fueron extractos a partir de hojas hervidas y hojas crudas para observar el efecto del calentamiento en la variación de la composición fenólica. Diversas plantas contienen metabolitos secundarios como los compuestos fenólicos. En la naturaleza se sabe que existen más de 10 mil de estos compuestos y se han identificado algunos de ellos. Asimismo, hay estudios que reportan sus diversos efectos biológicos relacionados con beneficios a la salud”.

Por su parte, la estudiante Rosa Iris Godínez Santillán, explicó que como parte del proyecto se llevó a cabo la identificación y cuantificación de diferentes compuestos fenólicos mediante estándares comerciales disponibles. A partir de esta información, se puede estudiar la relación de los compuestos encontrados con sus posibles efectos biológicos en la salud.

“Nosotros decidimos hacer extractos de hojas hervidas y crudas para ver el efecto que tiene el tratamiento térmico en la disminución de los compuestos fenólicos. Sorpresivamente en los extractos hervidos encontramos una mayor cantidad de ciertos fenoles y de flavonoides, así como una mayor capacidad antioxidante. Esto sucede porque la temperatura ayuda a la extracción de estos componentes y tiene relevancia a nivel culinario porque, muchas de las preparaciones comunes en esta planta son como sopas e infusiones”.

Al respecto, el docente investigador por la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ, Jorge Luis Chávez Servín señaló que se evaluaron diferentes tipos de solventes para el proceso de extracción, uno acuoso, que podría simular una infusión, otros metanólicos, etanólicos y mezclas de estos alcoholes con agua.

“Lo que hicimos fue analizar en qué combinaciones de solventes se obtenía la mayor cantidad de determinados compuestos fenólicos, y cuál es la diferencia en cada una de estas extracciones. Hay diferentes tipos de compuestos fenólicos, cada uno de ellos tiene cierta afinidad con el solvente y las principales variables que intervienen son la polaridad, la temperatura entre otros”.

Chávez Servín, subrayó que sobre el tema existe un segundo estudio, que está realizando otro estudiante de doctorado en la UAQ, perteneciente al equipo de trabajo, donde se está probando el uso de infusiones de chaya en ratas Wistar con cáncer de colon inducido químicamente, para evaluar sus posibles efectos benéficos.

“Dentro de la línea de investigación lo que se busca a futuro es poder idear un coadyuvante natural contra enfermedades como el cáncer, que no tenga un impacto negativo, o con efectos adversos menores que los que se presentan en los tratamientos actuales para este tipo de enfermedades. El proyecto de Rosa Iris representa un conocimiento científico básico para poder realizar estudios posteriores”.

Esta investigación, fue desarrollada en el Laboratorio de Biología Celular y Molecular, dirigido por la doctora, Teresa García Gasca, y el Laboratorio de Alimentos Funcionales encabezado por el doctor Horacio Guzmán Maldonado, el cual se encuentra en el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de Celaya, Guanajuato.

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