Vitalidad

El último milagro de «D1OS»

Diego fue bandera, representaba el gen argentino. Fue el defensor de las causas justas y eso le costó pelearse con muchos y ser denostado

Por: Maxi Salgado
«Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial. Puede tocar para Burruchaga…Siempre Maradona. ¡Genio, genio, genio! Ta, ta, ta, ta, ta… ¡Goooool!, ¡goooool! ¡Quiero llorar! ¡Dios santo, viva el fútbol! ¡Golaaaazo! ¡Diegoooo! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme, Maradona en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos: barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2-Inglaterra 0. ¡Diego, Diego! Diego Armando Maradona. Gracias, Dios, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2-Inglaterra 0».

Aquella noche del 22 de junio de 1986, Diego Armando Maradona, el pibe que estaba a punto de cumplir su sueño de niño: ser campeón mundial, se metió en la historia grande del fútbol e hizo delirar a toda la Argentina, que vio en su figura a aquel superhéroe que se vengaba de la derrota que Inglaterra nos había provocado en la guerra de Malvinas.

Hoy el pueblo argentino volvió a llorar unido. Sólo él, ese barrilete cósmico, podía lograr que se cerrará grieta y kirchneristas y opositores compartieran las calles.

Diego fue bandera, representaba el gen argentino. Fue el defensor de las causas justas y eso le costó pelearse con muchos y ser denostado.

Fue el hombre que más unió a nuestro pueblo. Como olvidarse de sus insultos al pueblo italiano por chiflar el himno nacional.

El pueblo argentino quedó en deuda con él, no supimos cuidarlo. Lo creímos invencible, como seguramente se creía él y dejamos que se autoboicoteara.

Como él mismo dijo allá por el 94, cuando una enfermera lo sacó de la cancha para nunca más volver a un Mundial, todos sentimos que nos cortaron las piernas.

Para Argentina fue el golpe más doloroso del 2020, un horrible 2020 que nos trajo la pandemia y miles de muertes.

Como bien lo describió Fontanarrosa: “Qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”.

Hasta las chicas que marcharon por la no violencia contra las mujeres, le dejaron un lugar para su último adiós.
Elegimos quedarnos con esa imagen gloriosa del más hombre que más alegría dio a nuestro pueblo en las últimas décadas. «Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha», dijo ese hombre que como describió Galeano: «ese dios sucio, pecador, el más humano de los dioses».

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